miércoles, 23 de septiembre de 2009

Y de los replanteos... (Oliverio Girondo)

Y de los replanteos
y recontradicciones
y reconsentimiento sin o con sentimiento cansado
y de los repropósitos
y de los reademanes y rediálogos idénticamente bostezables
y del revés y del derecho
y de las vueltas y revueltas y las marañas y recámaras y
remembranzas y remembranas de pegajosísimos labios
y de lo insípido y lo sípido de lo remucho a lo repoco y
lo remenos
recansado de los recodos y repliegues y recovecos y refrotes
de lo remanoseado y relamido hasta en sus más recónditos reductos
repletamente cansado de tanto retanteo y remasaje
y treta terca en tetas
y recomienzo erecto
y reconcubitedio
y reconcubicórneo sin remedio
y tara van en ansia de alta resonancia
y rato apenas nato ya árido tardo graso dromedario
y poro loco
y parco espasmo enano
y monstruo torvo sorbo del malogo y de lo pornodrástico
cansado hasta el estrabismo mismo de los huesos
de tanto error errante
y queja quena
y desatino tísico
y ufano urbano bípedo hidéfalo
escombro caminante
por vicio y sino y tipo y libido y oficio
recansadísimo
de tanta estanca remetáfora de la náusea
y de la revirgísima inocencia
y de los instintos perversitos
y de las ideitas reputitas
y de las ideonas reputonas
y de los reflujos y resacas de las resecas circunstancias
desde qué mares padres
y lunares mareas de resonancias huecas
y madres playas cálidas de hastío de alas calmas
sempiternísimamente archicansado
en todos los sentidos y contrasentidos de lo instintivo
o sensitivo tibio
o remeditativo o remetafísico y reartístico típico
y de los intimísimos remimos y recaricias de la lengua
y de sus regastados páramos vocablos y reconjugaciones y recópulas
y sus remuertas reglas y necrópolis de reputrefactas palabras
simplemente cansado del cansancio
del harto tenso extenso entrenamiento
al engusanamiento
y al silencio.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Texto Revista Orígenes

Si quieres,
revisa. Versión digital.

"Hay un placer especial en escuchar música en su formato original..." Mío.

http://issuu.com/origenes/docs/origenes_septiembre

jueves, 17 de septiembre de 2009

Comentario al comentario

Las letras son una especie de ventana, una ventana algo opaca, apenas traslúcida. Ya adivinaba desde el primer comentario cierta cercanía; confieso que me gustaría frotar con mi mano sobre el polvo, o el vapor, o sobre el mismísimo señor tiempo que opaca, y entonces mirar, con más claridad. Tan solo por el hecho mismo de curosear.

Puedo ya ver algo.

viernes, 11 de septiembre de 2009

A veces,
es esos momentos que hago las cosas que se deben hacer
que digo las cosas que se deben decir
que hago los gestos se deben mostrar
que incluso pienso las cosas que se deben pensar;
y mientras hablo de disponibilidad de horarios
de arreglos patrios
de tareas atrasadas
de faltas injustificadas...

Un instinto de origen desconocido me obliga a abandonar
ponerle play a mi equipo
sonar a Miles Davis o a Thelonius Monk
y bailar un baile casi frenético,
desesperado,
un baile arrebatado,
sórdidos bailes de jazz
sórdidos reclamos de tu presencia
lascerantes recuerdos
lascerantes ausencias.

nomadismo

Huir, desde siempre la misma inclinación; uno huye de las ciudades, de los amigos, de la gente, uno huye de los lugares de trabajo; huir fluyendo, el fluir de la huída, huir-huír-huír.

Pensamientos nómadas,
actos dislocados,
pérdida de azules infinitos,
de verdes pasto y mantis,
green... deep green de moho;
de ojos enjuiciantes, de labios extraviados,
de sonrisas infantiles,
de complicidad,
de remembranzas.

Terriblemente disperso en el negro,
la posibilidad misma del color naciente,
la apertura, la posibilidad sórdida
de permanecer en otro lado, finalmente dislocado.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Trozos, huellas, pistas...

Alguien disgregado, seccionado; alguien fragmentado, disperso; terriblemente dislocado.

Tengo una extraña tendencia a plantar textitos en los lugares más increíbles y absurdos. Ésto como resultado de mi irresponsable determinación de llevar un diario, de apuntar en una libreta o en un juego de hojas blancas todo aquello que irrumpe en mi cabeza de modo incomprensible en los momentos menos pertinentes.

Soy. Escribo sobre un trozo de servilleta mientras mi acompañante se excusa y va al baño, otras sobre el reverso del portavasos en un acto de misterio casi literario; algunas veces más inverosímiles, al no contar con una superficie adecuada, levanto lo suficiente la planta de mi pie y escribo en la suela de mi zapato; o, tratándose de una situación difícil, me es necesario buscar un baño, sacar mi pluma, bajar a la altura de mis rodillas el pantalón y escribir sobre mis muslos (debo confesar el placer implícito en sentir el olor de la tinta y la frialdad de su textura en mi piel). Poco importa evidentemente la memoria. Nada importa realmente la conservación.

Soy un tipo abierto, disgregado, soy un tipo realmente disperso, alguien fragmentado. Alguien hecho a trozos, que nada conserva y que todo arroja; trágicamente dislocado. Alguien a quien la huída es ya el sentido de la pertenencia.

martes, 1 de septiembre de 2009

Cómo decirle adiós... (Cécile Slanka)

Ay amor mío,
Esta carta es para decirte que te dejo. No sé si algún día lograré olvidar el incomparable tacto de tu piel, el inigualable encanto de tu sonrisa, la perfección de tu busto, el increíble contorno de tus piernas, la genialidad de tus reflexiones, el atractivo de tu conversación, los innumerables talentos que te caracterizan y la divina perfección de tus abrazos, pero me parece que Jean-Pierre podrá ayudarme. Corinne

Boris,
te quiero por: tu insaciabilidad sexual, tu independencia de espíritu, tu humor serio pero burlón, la singularidad de tu carácter, tu increíble erudición, tu cautivadora profesión, tu familia fuera de lo común, y, por las mismas razones, te dejo.
Adiós. Nadège

Cariño,
lo siento, no queda cuerda en el desván, la he necesitado para atar mis cosas al techo de tu coche; lo que sí queda es suficiente Valium en el cuarto de baño. Caroline

Aude,
no es que ya no te quiera... es que creo que nunca te quise. Valentin.

Fernando,
¡Te dejo el coche en el estado en que has dejado a mi corazón! Martine

Mi putita linda,
adivina quién te deja: ¿Pierre o Patrick?
Atte.: P.

Hector,
Como sé por experiencia que lo más doloroso cuando a uno le dejan es no entender bien las razones, no te daré ninguna.
Mathilde

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