martes, 15 de diciembre de 2009

En nada, por ahora.

Se me acumulan las quejas,
la lengua me tiembla, se corrompe
mis manos no tocan con calor hospitalario
apenas y agradezco el aire

¿qué diablos me pasa?
me vacío de esperanzas,
¿dónde dejé la sonrisa sincera,
la hoja amable,
los pasos de compañía,
las palabras amistosas?

estoy, sinceramente, resentido.
Y ni una poesía me libra de este malestar nihilista
y ni un poco de leche con café,
ni un café contigo
un sólo momento con mi perro
una mano,
un pestañeo tuyo
algo de Coltrane
nada me libra,
ni mi propio nombre de insignia divina
a veces creo que apunto a él
¿en qué creen los que no creen? dijo Eco.
yo, por ahora, en nada.
Ni en los cafés con leche.
-En nada, por ahora- dije, y nombré la esperanza.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Siempre se vuelve al origen;

viernes, 20 de noviembre de 2009

No es que muera de amor, muero de ti. (Jaime Sabines)

No es que muera de amor, muero de ti.
Muero de ti, amor, de amor de ti,
de urgencia mía de mi piel de ti,
de mi alma de ti y de mi boca
y del insoportable que yo soy sin ti.

Muero de ti y de mí, muero de ambos,
de nosotros, de ese,
desgarrado, partido,
me muero, te muero, lo morimos.

Morimos en mi cuarto en que estoy solo,
en mi cama en que faltas,
en la calle donde mi brazo va vacío,
en el cine y los parques, los tranvías,
los lugares donde mi hombro acostumbra tu cabeza
y mi mano tu mano
y todo yo te sé como yo mismo.

Morimos en el sitio que le he prestado al aire
para que estés fuera de mí,
y en el lugar en que el aire se acaba
cuando te echo mi piel encima
y nos conocemos en nosotros, separados del mundo,
dichosa, penetrada, y cierto, interminable.

Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos
entre los dos, ahora, separados,
del uno al otro, diariamente,
cayéndonos en múltiples estatuas,
en gestos que no vemos,
en nuestras manos que nos necesitan.

Nos morimos, amor, muero en tu vientre
que no muerdo ni beso,
en tus muslos dulcísimos y vivos,
en tu carne sin fin, muero de máscaras,
de triángulos obscuros e incesantes.
Muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,
de nuestra muerte, amor, muero, morimos.
En el pozo de amor a todas horas,
inconsolable, a gritos,
dentro de mí, quiero decir, te llamo,
te llaman los que nacen, los que vienen
de atrás, de ti, los que a ti llegan.
Nos morimos, amor, y nada hacemos
sino morirnos más, hora tras hora,
y escribirnos y hablarnos y morirnos.

sábado, 7 de noviembre de 2009

dialécticas morbosas

Hasta dónde se trata todo esto del facebook, del blog, del messenger y demás existencias virtuales perfectamente idealizables, de un exhibicionsmo narcisista; ¿qué parte de mí le quiero mostrar?; veamos, digamos algo y mostremos imágenes: véame, júzgueme, míreme.

Estoy a su entera disposición para garantizarle una satisfacción del tipo morbosa; permítame llamarle así: !morboso!, !fisgón! Usted tiene, por supuesto, todo el derecho de llamarme "exhibicionista".

Como sea nuestra relación esta fundada en una necesidad mutua: la de la complementación. ¿Qué cosa le ofrezco yo? Yo le ofrezco una historia de vida alternativa, la mía. Complemento mis textos (ideas, sentimientos, estados de ánimo) con imágenes que he elegido para que usted las mire. Usted se hace una efigie de mi propia personalidad; le comparto así a usted mi vida -parte de ella por supuesto-, la que yo he elegido para usted. ¿Usted que me ofrece? Me parece que usted está ahí, delante de mi texto por una necesidad fascinantemente compleja: la de la necesidad de que le cuenten historias, historias de vida; ¿con qué sentido? con la finalidad de que pueda así complementar su propia historia de vida. Fíjese, me parece que existe una especie de necesidad por saber de la vida de los demás, por conocer historias de vida alternas; de este modo usted estará comparando sus propias experiencias con las ajenas y podrá entonces hacer una valoración cultural de lo que significa realmente ser usted. Así, mi historia de vida que yo le comparto en mi facebook, en mi blog, en mi messenger funciona como un parámetro desde el cual usted se califica y se valora. Así es. Usted se compara todo el tiempo, conmigo, con otro de sus contactos en el messenger y con otro de sus amigos virtuales del facebook. Finalmente usted es un fisgón como le aseguraba antes. Un morboso irremediable. Y yo, sí, yo soy un exhibicionista necesitado de su presencia para saberme existente, para saber que existo, porque si lo hago, es precisamente por que usted está aquí leyéndome, confirmándome mi existencia. Por eso, si usted deja un comentario, me contesta un correo o califica mis imágenes, estará complementando mi vida.

Estamos coexistiendo usted y yo así en una especie de dialéctica morbosa. ¿Sabe por qué se lo digo? Porque radica en mí una sensación poco agradable de reproche a todas estas formas de expresión virtual, de personalidades virtuales. Existe sobre todo, una efervescencia ridícula por la aparición pública, una tendencia poco sensata a la anulación de la propia intimidad. Como si estuviéramos todos necesitados de atención, internados en una búsqueda cómica de popularidad.

Lo sé, es paradógico, míreme aquí escribiéndo y tal vez, una vez que termine, abriendo mi facebook para morbosear. Tal vez lo anterior se trató de una justificación retorcida sobre mi lamentable gregarismo. No, realmente me importa un pepino esos espacios virtuales; aunque debo decirlo, no puedo apartarme del todo de la fuerza del Uno, como sostenía Heidegger.

lunes, 26 de octubre de 2009

(im)personal

realmente no podría decir hasta dónde soy yo mismo, hasta dónde soy de ti, o, hasta dónde soy tú misma. Como si fueses una parte de mi cuerpo; otro par de ojos, otro par de piernas, de orejas, de labios. A veces ni siquiera me es necesario acercarme lo suficiente para tocarte con un beso, aún conservo tu sabor detrás de ellos; la savia que fluye cuando te llamo por tu nombre y me inunda la boca, o cuando te llamo mi lubísnea, mi lu, mi mito, mi plévida lumía, mi A., o D. si te invierto. No podría precisar con certeza mi propio nombre si no va acompañado del tuyo; eres mi nombre de pila, la fe de mi propia identidad.

Pero, no te lo he dicho, no te lo dije antes y, más aún, no te lo diré nunca. Así lo decidimos. Decidimos decirnos otras cosas, decidimos cerrar el pico, arrojar a la basura del olvido nuestras palabras, callarnos la puta boca. Yo te pedí el silencio y la puta lengua me arde, se me atascan lascerantes las palabras y entonces las arrojo al aire; eso sí, no sin antes impulsarlas con un tímido soplo dirigiéndolas a tu destino, a tu encuentro, a tus oidítos. Para entonces culparlo a él, al azaroso viento, de los mensajes que se te envían, así, en voz pasiva. Se te envían.

sábado, 24 de octubre de 2009

Sed de ti (Pablo Neruda)

Sed de ti

Sed de ti me acosa en las noches hambrientas
Trémula mano roja que hasta su vida se alza
Ebria de sed, loca sed, sed de selva en sequía
Sed de metal ardiendo, sed de raíces ávidas...

Por eso eres la sed y lo que ha de saciarla
Cómo poder no amarte si he de amarte por eso
Si ésa es la amarra cómo poder cortarla, cómo
Cómo si hasta mis huesos tienen sed de tus huesos
Sed de ti, guirnalda atroz y dulce
Sed de ti que en las noches me muerde como un perro
Los ojos tienen sed, para qué están tus ojos

La boca tiene sed, para qué están tus besos
El alma está incendiada de estas brasas que te aman
El cuerpo incendio vivo que ha de quemar tu cuerpo
De sed. Sed infinita. Sed que busca tu sed
Y en ella se aniquila como el agua en el fuego

lunes, 12 de octubre de 2009

No sé, no estás aquí


No sé,
no estás aquí,
creo que jamás estuviste a más de tres cielos,
pude mirar las manchas en tu iris
himenópteros multicolores revoloteaban en ellos,
fue posible además,
sufrir
irrevocablemente
la caricia de tu aliento.

Cuántas veces me tocaste con las manos friísimas
y me acercaste tus piernas de hielo
y me pediste que te abrazara para compensar un poco
los climas de antiguos verbos

cuántas veces te dije lo indecible
y me hablabas del silencio
cuánta arena nos cubrió la boca de ofensas
de esperanzas rotas, de tristezas, grises celos

"Sed de ti me acosa en las noches hambrientas", dice Neruda,
enredo mis dedos, los tuerzo
muerdo mi resto de labios
hago nudos de sueño
meto en la caja rota recuerdos (bastardos del tiempo),
me callo,
imagino tus dedos
griegos
insuperables, perfectos
tocando con su yema mi silencio.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Y de los replanteos... (Oliverio Girondo)

Y de los replanteos
y recontradicciones
y reconsentimiento sin o con sentimiento cansado
y de los repropósitos
y de los reademanes y rediálogos idénticamente bostezables
y del revés y del derecho
y de las vueltas y revueltas y las marañas y recámaras y
remembranzas y remembranas de pegajosísimos labios
y de lo insípido y lo sípido de lo remucho a lo repoco y
lo remenos
recansado de los recodos y repliegues y recovecos y refrotes
de lo remanoseado y relamido hasta en sus más recónditos reductos
repletamente cansado de tanto retanteo y remasaje
y treta terca en tetas
y recomienzo erecto
y reconcubitedio
y reconcubicórneo sin remedio
y tara van en ansia de alta resonancia
y rato apenas nato ya árido tardo graso dromedario
y poro loco
y parco espasmo enano
y monstruo torvo sorbo del malogo y de lo pornodrástico
cansado hasta el estrabismo mismo de los huesos
de tanto error errante
y queja quena
y desatino tísico
y ufano urbano bípedo hidéfalo
escombro caminante
por vicio y sino y tipo y libido y oficio
recansadísimo
de tanta estanca remetáfora de la náusea
y de la revirgísima inocencia
y de los instintos perversitos
y de las ideitas reputitas
y de las ideonas reputonas
y de los reflujos y resacas de las resecas circunstancias
desde qué mares padres
y lunares mareas de resonancias huecas
y madres playas cálidas de hastío de alas calmas
sempiternísimamente archicansado
en todos los sentidos y contrasentidos de lo instintivo
o sensitivo tibio
o remeditativo o remetafísico y reartístico típico
y de los intimísimos remimos y recaricias de la lengua
y de sus regastados páramos vocablos y reconjugaciones y recópulas
y sus remuertas reglas y necrópolis de reputrefactas palabras
simplemente cansado del cansancio
del harto tenso extenso entrenamiento
al engusanamiento
y al silencio.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Texto Revista Orígenes

Si quieres,
revisa. Versión digital.

"Hay un placer especial en escuchar música en su formato original..." Mío.

http://issuu.com/origenes/docs/origenes_septiembre

jueves, 17 de septiembre de 2009

Comentario al comentario

Las letras son una especie de ventana, una ventana algo opaca, apenas traslúcida. Ya adivinaba desde el primer comentario cierta cercanía; confieso que me gustaría frotar con mi mano sobre el polvo, o el vapor, o sobre el mismísimo señor tiempo que opaca, y entonces mirar, con más claridad. Tan solo por el hecho mismo de curosear.

Puedo ya ver algo.

viernes, 11 de septiembre de 2009

A veces,
es esos momentos que hago las cosas que se deben hacer
que digo las cosas que se deben decir
que hago los gestos se deben mostrar
que incluso pienso las cosas que se deben pensar;
y mientras hablo de disponibilidad de horarios
de arreglos patrios
de tareas atrasadas
de faltas injustificadas...

Un instinto de origen desconocido me obliga a abandonar
ponerle play a mi equipo
sonar a Miles Davis o a Thelonius Monk
y bailar un baile casi frenético,
desesperado,
un baile arrebatado,
sórdidos bailes de jazz
sórdidos reclamos de tu presencia
lascerantes recuerdos
lascerantes ausencias.

nomadismo

Huir, desde siempre la misma inclinación; uno huye de las ciudades, de los amigos, de la gente, uno huye de los lugares de trabajo; huir fluyendo, el fluir de la huída, huir-huír-huír.

Pensamientos nómadas,
actos dislocados,
pérdida de azules infinitos,
de verdes pasto y mantis,
green... deep green de moho;
de ojos enjuiciantes, de labios extraviados,
de sonrisas infantiles,
de complicidad,
de remembranzas.

Terriblemente disperso en el negro,
la posibilidad misma del color naciente,
la apertura, la posibilidad sórdida
de permanecer en otro lado, finalmente dislocado.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Trozos, huellas, pistas...

Alguien disgregado, seccionado; alguien fragmentado, disperso; terriblemente dislocado.

Tengo una extraña tendencia a plantar textitos en los lugares más increíbles y absurdos. Ésto como resultado de mi irresponsable determinación de llevar un diario, de apuntar en una libreta o en un juego de hojas blancas todo aquello que irrumpe en mi cabeza de modo incomprensible en los momentos menos pertinentes.

Soy. Escribo sobre un trozo de servilleta mientras mi acompañante se excusa y va al baño, otras sobre el reverso del portavasos en un acto de misterio casi literario; algunas veces más inverosímiles, al no contar con una superficie adecuada, levanto lo suficiente la planta de mi pie y escribo en la suela de mi zapato; o, tratándose de una situación difícil, me es necesario buscar un baño, sacar mi pluma, bajar a la altura de mis rodillas el pantalón y escribir sobre mis muslos (debo confesar el placer implícito en sentir el olor de la tinta y la frialdad de su textura en mi piel). Poco importa evidentemente la memoria. Nada importa realmente la conservación.

Soy un tipo abierto, disgregado, soy un tipo realmente disperso, alguien fragmentado. Alguien hecho a trozos, que nada conserva y que todo arroja; trágicamente dislocado. Alguien a quien la huída es ya el sentido de la pertenencia.

martes, 1 de septiembre de 2009

Cómo decirle adiós... (Cécile Slanka)

Ay amor mío,
Esta carta es para decirte que te dejo. No sé si algún día lograré olvidar el incomparable tacto de tu piel, el inigualable encanto de tu sonrisa, la perfección de tu busto, el increíble contorno de tus piernas, la genialidad de tus reflexiones, el atractivo de tu conversación, los innumerables talentos que te caracterizan y la divina perfección de tus abrazos, pero me parece que Jean-Pierre podrá ayudarme. Corinne

Boris,
te quiero por: tu insaciabilidad sexual, tu independencia de espíritu, tu humor serio pero burlón, la singularidad de tu carácter, tu increíble erudición, tu cautivadora profesión, tu familia fuera de lo común, y, por las mismas razones, te dejo.
Adiós. Nadège

Cariño,
lo siento, no queda cuerda en el desván, la he necesitado para atar mis cosas al techo de tu coche; lo que sí queda es suficiente Valium en el cuarto de baño. Caroline

Aude,
no es que ya no te quiera... es que creo que nunca te quise. Valentin.

Fernando,
¡Te dejo el coche en el estado en que has dejado a mi corazón! Martine

Mi putita linda,
adivina quién te deja: ¿Pierre o Patrick?
Atte.: P.

Hector,
Como sé por experiencia que lo más doloroso cuando a uno le dejan es no entender bien las razones, no te daré ninguna.
Mathilde

.ozreufse nu renopus a av et atrac atse reeLeuq omitlú le y oremirp le áres euq orugesa et Y¡!ím rop sagah!sálociN, sóidA¡

jueves, 23 de julio de 2009

dime, dime las palabras que se me escapan; yo que las pierdo una a una...

Llorar a lágrima viva - Oliverio Girondo (Poesía)

táctica y estrategia

Mi táctica es

mirarte
aprender como sos
quererte como sos

mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible

mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos

mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos

mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple
mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites.

Mario Benedetti

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